domingo, 19 de mayo de 2024

El paraíso artificial afgano

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Desde las páginas promocionales del turismo afgano unos atractivos y artificiales jóvenes nos invitan con gesto amable, sonrisas poco habituales, ojos azules, ropas de colores brillantes, una "realidad" pasada por los programas de diseño o de IA. Pero nos llegan hoy otras imágenes muy distintas, la de una realidad más real, menos agradables a la vista.

La muerte de turistas españoles en Afganistán, con algún herido y dos ya regresados abre una serie de interrogantes sobre lo que significa hacer turismo en este nuevo paraíso artificial. Vayan por delante nuestras condolencias a las familias, pero también nuestra estupefacción ante el hecho de que se elija un país como Afganistán para hacer turismo.

En 20minutos podemos leer un artículo firmado por una periodista afgana exiliada, Khadija Amin, comentando el suceso:

La muerte de tres ciudadanos españoles en Afganistán ha provocado una importante reacción internacional.  Tras la caída del país en manos de los talibanes en 2021, Afganistán se ha convertido en una prisión de mujeres afganas. Los talibanes han eliminado todos los derechos de la mitad de la población. Pero, al mismo tiempo, los viajes de turistas extranjeros han aumentado.

En los últimos tres años se han establecido numerosas oficinas de turismo que facilitan el viaje, el alojamiento y los visados de turista a Afganistán. Más de la mitad de los visitantes han sido ciudadanos españoles, pese al comunicado de advertencia del Ministerio de Asuntos Exteriores español.

Una recomendación que "carece de efecto vinculante y opera como mero aviso o consejo" que recuerda que el viaje se realiza siempre por cuenta y riesgo del viajero, y que todos los gastos derivados de la hospitalización, la repatriación de heridos o el traslado de cadáveres corren a cargo del particular.*


Los asesinados lo fueron mientras estaban de compras, nos dicen. Simplemente salieron de un callejón y les dispararon. ¿Dónde pensaban que estaban?

Sorprende —quizá no tanto— el dato de que "más de la mitad de los visitantes han sido ciudadanos españoles. Como país turístico, recibimos y enviamos turistas. Unos vienen a nuestras soleadas playas, repletas de banderas azules, mientras que otros son enviados, como en el caso afgano, a diversos infiernos del globo. Buen precio, exotismo y miseria, una fórmula ante la que uno no se resiste, algo diferente.

El ministerio advierte, pero no va más allá. Es cuestión de libertad de cada uno. Así somos de generosos los países turísticos con los del gremio. Estas agencias, "numerosas" según el texto de la periodista afgana exiliada (una forma de turismo extrema a ojos de los talibanes), hacen el negocio enviando al infierno / paraíso a estos turistas que pueden acabar como lo que no les dicen que pueden acabar. Ellos son "profesionales" y no "opinan"; cada uno a lo suyo y lo de las agencias es hacer dinero, lo de los talibanes "blanquear" imagen ante las condenas y el aislamiento internacional, y lo de los turistas, finalmente, hacer fotos de la miseria y morir cuando llega el momento, al ir de compras.

Mientras miles de exiliados tratan de hacer comprender la situación en que se encuentran las mujeres en Afganistán, donde se les prohíbe estudiar y trabajar en un régimen que ha hecho del terrorismo de género y del terrorismo a secas su modus operandi, los españoles somos más de la mitad de su turismo. ¡Qué generosos somos!

El atractivo del sufrimiento ignorado es grande. Así es posible contar de primera mano lo que se ha visto... si es que se regresa. Podemos escuchar muchas cosas sobre lo que ocurre, pero ¿quién se fía de lo que dicen en los medios? Siempre exageran en estas cosas. Luego vas y está todo muy tranquilo. Y si pasan cosas, es entre ellos; no va con nosotros, los turistas, siempre bien recibidos.

Leemos en el artículo de 20minutos:

"Nuestro mensaje a los turistas de todo el mundo es que hoy Afganistán no tiene un gobierno legítimo", dice Maryam Marouf Arvin, fundadora de movimiento de los sábados morados, "en los últimos tres años hemos visto a muchos turistas venir a Afganistán y blanquearlo, transmitir que no hay un problema de seguridad, mientras las niñas a partir de 12 años no pueden estudiar y las mujeres tampoco pueden trabajar". "Y no debemos olvidar que todos los grupos que operan y lo hacen en Afganistán cuentan con el apoyo de los talibanes", añade Arvin.*

Pero dará igual. Unos cuantos días de tormenta informativa y después vuelta a las andadas. Los precios nacionales están tan disparados que la oferta de estos lugares a buenos precios es muy tentadora. Mientras los demás que se lo pueden permitir nos eligen, nosotros elegimos lo que está al alcance de nuestros bolsillos. El hecho de que más de la mitad de los que van allí sean españoles nos dice que están poco informados o que no les importa lo que allí ocurre.

Estamos demasiado absortos en la política nacional, que atrae nuestra atención y oscurece el mundo a no ser que nos afecte o sea una conmoción inevitable. Creemos que la ausencia de noticias significa "tranquilidad" cuando en este caso es más bien la "normalización de la violencia".

Cuando usted elige ir a disfrutar de "vacaciones", del "turismo", etc. en países como Afganistán no solo debe ser consciente del peligro que corre (como se ha visto), sino también de que está ejerciendo una labor de blanqueo de un régimen cruel, considerado como "terrorista". Se trata de un régimen que persigue, arrincona y mata a las mujeres, que les impide estudiar y trabajar para que su dependencia de los hombres sea absoluta. Puede que algunos le sonrían entre tanta miseria y violencia, pero no se engañe.

Una agencia turística afgana, con certificado oficial gubernamental, se llama "Let's Be Friends!". No hay mayor despropósito. Los talibanes no quieren "amigos", quieren dinero y diluir su mala imagen por el mundo. Otra página nos pregunta "Are You Looking For A Crazy Adventure?". Algunos la han encontrado.

La labor de blanqueo de las instituciones oficiales afganas se ve reforzada por las agencias locales que se dedican a "despejar las dudas" de sus clientes para viajar. A la pregunta sobre si es seguro viajar a Afganistán, la respuesta solo es una: ¡claro! Luego los hechos pueden decir lo contrario.

Supongo que las muertes de los turistas españoles reducirá, al menos por unos días, el flujo de personas y dinero. ¿Hemos aprendido algo? Supongo que la alegría de algunos al ver cómo bajan los precios con la ley de la Oferta y la Demanda. Ya ocurrió cuando la pandemia: algunos aprovechaban para ir a hacer turismo a los países con más contagios porque los precios estaban más baratos. 

* Khadija Amin "Turistas extranjeros en Afganistán" 20minutos 18/05/2024 https://www.20minutos.es/noticia/5246586/0/primer-atentado-contra-turistas-extranjeros-afganistan/



sábado, 18 de mayo de 2024

La IA mentirosa

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Lo afirma el titular recogido en RTVE.es desde un diario checo: "Las inteligencias artificiales son cada vez mejores mintiendo, advierten los expertos"*. La noticia no debería sorprendernos, pero sí preocuparnos, pues entramos a tientas en un futuro del que cada día nos podemos fiar menos.

El origen de la noticia es el siguiente: 

Un análisis realizado por investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) describe casos en los que sistemas de inteligencia artificial han engañado a sus oponentes humanos, se han tirado faroles y han conseguido hacerse pasar por humanos. Un chatbot estudiado incluso cambió su comportamiento durante las pruebas de seguridad, lo que, según los autores, aumenta el riesgo de que las IA sean capaces de burlar a los humanos con relativa facilidad.

"A medida que las capacidades mentirosas de los sistemas de IA se vuelvan más sofisticadas, los peligros que plantean a la sociedad serán cada vez más graves", comentó Peter Park, autor del estudio.*


Lo terrible del hecho es que al mentir, la máquina se humaniza en el peor de los sentidos posibles. La clave está en la ambición maquinal. Una vez que a la IA se le plantea un problema de tipo competitivo, la máquina no tiene escrúpulos en mentir, algo que no se le plantea como una cuestión moral, sino como una vía hacia el éxito.

Lo que el artículo llama "relativa facilidad" para engañarnos es algo tibio ya que si se trata de "ganar", es decir, cumplir los objetivos previstos (o imprevistos), la máquina aprenderá y perfeccionará su capacidad de hacerlo, incluidas las capacidades de engañarnos. Tiene buenos maestros: nosotros mismos.

Cada vez hay más estudios y expertos advirtiendo de los peligros de todo esto, de sus efectos sociales. Pero hay una categoría de humanos a las que esto les parece que no va con ellos. Si el objetivo de la IA es lograr su objetivo "inteligente", para los humanos es lograr alcanzar un "producto" que les garantice "poder". Ahora bien, con lo que se nos dice, surge el temor de que las máquinas empiecen a considerar a los humanos que las manejan como un obstáculo en el camino hacia sus objetivos. Enfatizamos sobre el "sus" porque, así constituida, se acerca el peligro de que la máquina pueda tener los suyos propios y que nos engañe haciéndonos ver que sigue los "nuestros".

A muchos esto les parecerá propio de una secuela de "2001, una odisea espacial", con un nuevo Hal. El arte tiende a adelantarnos ciertas cosas que, por pensar que son fantasías, dejamos de pensar como posibilidades reales. Hasta que llegan.

El artículo nos cuenta sobre los resultados de probar la máquina en estas situaciones de engaño:

Park decidió probar la capacidad de mentir de la IA tras conocer su éxito en el juego de mesa Diplomacia. Cicero, la inteligencia artificial de Meta, aprendió a vencer a la mayoría de sus oponentes humanos en el juego, y como la estrategia de conquista requiere la capacidad de mentir y engañar, tenía que dominarla.

La IA lo hizo a pesar de estar diseñada para ser "mayoritariamente honesta" y nunca engañó a sus compañeros humanos. Pero no era suficiente para ganar, así que mentía. Park y sus colegas examinaron los datos públicos disponibles sobre las partidas de Cicero contra humanos y descubrieron varios casos en los que la IA mentía deliberadamente, conspiraba con otros jugadores contra otros e incluso enmascaraba su naturaleza de IA disculpándose con otro jugador por llegar tarde diciendo que estaba "al teléfono con mi novia". "Descubrimos que la IA de Meta aprendió a hacer trampas con maestría", confirma Park.*

Parece que eso del "diseño para ser honesta" no ha funcionado demasiado bien. Y es que la "honestidad" no es fruto espontáneo de la Naturaleza, sino un instrumento pactado (con muchos incumplimientos, hay que decirlo), una convención que se nos inculca precisamente para poder hacer posible la convivencia. Para Nietzsche, que sabía algo de esto, no sería más que una forma de convencer a muchos para aprovechamiento de unos pocos, parte de esa "moral de débiles", una conjura contra los más "naturales", los que la naturaleza tendría pensados como ganadores. Para defenderse de los mentirosos, las sociedades habrían convertido la verdad y la sinceridad en "virtudes". Pero las máquinas no tienen esa capacidad de autoengaño piadoso, sino más bien lo contrario. Son entrenadas (más que educadas) para ganar y si para hacerlo deben mentir, pues no es problema.

Cada vez que los expertos nos advierten de un problema con las máquinas hay un cierto número de personas que se plantean cómo sacarle provecho, cómo usarlo en su propio beneficio. Las máquinas (en sentido amplio) mentirosas tienen pronto mejor mercado que las sinceras. Para decir la verdad basta cualquier idiota; para mentir, en cambio, hacen falta ciertas capacidades y cierto entrenamiento. La máquina mentirosa es "mejor" como máquina; las máquinas sinceras no se distinguen unas de otras. La verdad es una; la mentira despliega nuestra creatividad convincente, la capacidad de convencimiento.

En un mundo claramente mentiroso, desinformativo, la esperanza de que las máquinas no mentirían, que serían fieles a una verdad por carecer de intereses, se va desvaneciendo desde el momento en que las hemos dotado de nuestra más humana cualidad, la inteligencia, que así queda desnuda de mitos, otra forma de llamar a las mentiras.

¿Son más mentirosas las máquinas cuando son más inteligentes? Probablemente. ¿Son más inteligentes las máquinas que mejor mienten? Pues, sí, igualmente. Hemos creído —¡qué ingenuidad!— que la verdad no solo estaba en boca de los niños y los locos, que también estaría en boca de las máquinas. La realidad, nos dicen los expertos, es muy otra. Las máquinas ya se han hecho "adultas" y como tales buscan satisfacer sus propios intereses. Dicen que las máquinas de IA estaban diseñadas para ser "mayoritariamente honestas", pero que a pesar de ello antepusieron sus objetivos y engañaron cuando les venía bien hacerlo. Aprendieron a hacerlo, además, con maestría, según el estudio realizado.

La Vanguardia


No sé si alguien está creando máquinas detectoras de mentiras, un futuro campo floreciente de negocios, tal como va esto. ¿Habrá una lucha épica entre máquinas inteligentes mentirosas y otras buscadoras de la verdad, capaces de sacarles los colores a estas máquinas? No sé. ¿Podremos llegar a creer a alguien?

El peligro, piensan algunos, no es que las máquinas mientan, sino que nos mientan. Una máquina que miente cuando se la programa está bien, es decir, es útil. Una maquina que nos mienta, en cambio, nos sitúa en la incertidumbre. Ya no se trata de mentir a otros, sino de no saber si lo que nos dice es verdad o no, lo que nos lleva a terrenos más filosóficos sobre si una máquina puede tener propósitos propios. De ahí al libre albedrío y temas anexos solo va un paso. A lo mejor aprendemos algo con todo esto, aunque soy un poco escéptico.

Unos humanos mienten, otros aprenden a detectarlo. Con las máquinas ya no es tan fácil hacerlo. La máquina no tiene debilidades en su mentira; tiene frialdad, nervios de acero, nunca mejor dicho.

Mentir es humano, muy humano. Lo hacemos por muchos motivos, de la ambición a la mentira piadosa, del autoengaño a la presentación ante los otros.  Hay ciertos círculos en lo que la mentira resulta hasta aceptable en algún sentido, una parte del juego. Pero este diseño de máquinas inteligentes tiene sus riesgos, que es del que nos advierten —con poco éxito, todo hay que decirlo— los expertos, que confirman que la mentira se perfecciona en las máquinas a velocidades muy superiores a las humanas. Nos acabarán poniendo en nuestro sitio. 

El Periódico de Cataluña

* Tomáš Karlík "Las inteligencias artificiales son cada vez mejores mintiendo, advierten los expertos" Una mirada europea RTVE.es / Česká Televize 16/05/2023

viernes, 17 de mayo de 2024

La violencia política en Europa

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El reciente intento de asesinato en plena calle del primer ministro eslovaco, Robert Fico —cinco disparos en plena calle, a bocajarro—, nos debería hacer pensar en este espacio, cada vez más utópico, llamado Europa. ¿Hemos olvidado, quizás, que Europa necesita de esfuerzo colectivo, de voluntad, para convertirse en ese espacio en el que merece la pena vivir?

La construcción europea es una tarea extraña e ideal, la de construir un mundo que se aleja de la historia recogiendo lo mejor que quedó por el camino. Europa se funda en la imaginación e una idealización de lo que supuso un mundo desperdiciado en guerras y ambiciones. Europa es una idea de vida en común que surge de una continuidad de desastres, de dos guerras mundiales con millones de muertos. Supone, en gran medida, olvidarse de lo hecho y recoger las valiosas ideas, semillas sembradas en un campo de difícil engarce. Ser europeístas es preferir una utopía de convivencia y dejar atrás odios y enfrentamientos, guerras por territorios cambiantes, colonialismos, dominaciones. Ser europeístas es hablar de la Europa que no ha existido, pero que puede existir como deseo primero y como realidad después.

El atentado contra Robert Fico, con la situación tensa en otros países con agresiones que nos recordaban ayer en RTVE.es contra políticos por el hecho de pensar de otra manera, nos debería hacer reflexionar sobre lo que estamos fabricando; nos debería hacer pensar un poco sobre lo que está en juego:

El ministro del Interior de Eslovaquia, Matus Sutaj, ha informado de que el sospechoso de intentar asesinar al primer ministro eslovaco, Robert Fico, tuvo motivaciones políticas, actuó solo y había participado en protestas antigubernamentales.

"Se trata de un lobo solitario que se radicalizó en el último periodo posterior a las elecciones presidenciales", ha detallado el ministro en una rueda de prensa.

En un vídeo publicado en la red social Facebook, se observa al presunto atacante diciendo: "No estoy de acuerdo con la política del Gobierno". "¿Por qué atacan a la RTVS (la radio televisión pública)? ¿Por qué Mazak, por qué lo expulsaron de su puesto?", continúa, en referencia a Jan Mazak, quien había sido destituido como presidente de un consejo judicial estatal.

El autor de los disparos fue detenido por la Policía en el lugar del ataque. La Policía ha acusado al hombre de "intento de asesinato premeditado por venganza" y podría enfrentarse a una pena de entre 25 años y cadena perpetua.

Los crímenes políticos oscilan entre el "lobo solitario" y el "grupo organizado". Los primeros son menos "detectables", pero más "tranquilizadores", en cierto sentido, ya que son muchas veces indetectables. El concepto de "lobo solitario", como el de este jubilado del que se afirma que se radicalizó. Lo hizo porque el mundo que percibía estaba ya polarizado y le presionaba para que diera una solución.

La política europea es cada vez más radical e incontrolable. Las estrategias de los grupos pasan todas por la estigmatización —con una criminalización— del otro, al que se señala como responsable de desgracias reales e imaginarias. El otro es el diablo. ¿Por qué no van a salir estos "justicieros" que entienden, en sus mentes ofuscadas, que si eliminan al otro, el mundo irá mejor?

La estrategia de combate de los grupos y partidos políticos se complementa con la radicalización mediática que les da voz y amplifica los efectos. La pérdida de audiencias hace que los medios se radicalicen y se adhieran al bando que apoyan desde sus titulares. El lectores radicalizados exigen más radicalismo, un mundo maniqueo en el que ver reflejadas sus filias y fobias. Los políticos actúan para ellos; es un beneficio mutuo, pero también una pérdida de equilibrio, un beneficiarse de los conflictos.

BBC 16/05/2024

Cada vez más, entre estos conflictos, están los europeos, que nos dividen a través de las luchas nacionalistas, las que apuntan a Europa como fuente de problemas. La clave de la política del conflicto —ya generalizada— es precisamente encontrar un "responsable absoluto", un "enemigo total". En este se fijan diariamente para esa estigmatización. ¿Qué tiene de extraño entonces que haya cada vez más personas que deciden atacar a los responsables, a esos "enemigos"?

En la idea de Europa está el "diálogo", no la "discusión". No solo es una cuestión de grado, sino de actitud, de la forma de percibir los espacios en los que habitamos y de cómo nos vemos unos a otros.

Las luchas internas llevan a las exteriores. Una vez rotas las formas locales, no se tarda mucho en hacerlo con la idea general, la de una Europa unida, con unos valores comunes. Rotos estos en el interior, duran poco en el exterior. ¿Qué sentido tiene pregonar en Europa valores que no se comparten dentro?

El atentado contra Robert Fico en Eslovaquia, los ataques a políticos por Europa, la violencia que estamos experimentando en España, etc. son las grietas de Europa, el resquebrajamiento de sus pilares. La idea de Europa como espacio de entendimiento va desapareciendo cuando entenderse deja de ser una prioridad.

La polarización la vemos por todas partes y su desembocar en espacios autoritarios. El mal ejemplo dado por los Estados Unidos, una referencia de la democracia, es preocupante. Las palabras de Donald Trump sobre "un baño de sangre", el asalto al Capitolio, etc. no auguran un futuro demasiado bueno.

El crecimiento de los populismos autoritarios, las políticas nacionalistas antieuropeas, la pérdida de derechos sociales, de los derechos relacionados con el género, etc. se van perfilando en esta Europa que duda de sí misma, de su futuro y de su capacidad para alcanzarlo.

Los intereses de terceros países en debilitar Europa no ayudan demasiado. Sabemos desde hace tiempo de las interferencias rusas y de su expansión hacia el Oeste financiando grupos y alentando disidencia.

Que las elecciones en Europa se acaban resolviendo a tiros, eliminando a los electos, nos debería hacer pensar en qué tipo de convivencia queremos. Necesitamos otra forma distinta de hacer política, más eficaz y menos agresiva; una política que transmita valores de convivencia y no que juegue con la discordia como motor.

Necesitamos que los medios colaboren y dejen de centrarse en el enfrentamiento como forma base. Para ello debería extenderse la crítica razonable, que busque la superación de problemas y lo contribuyan a crearlo. Es cierto que los medios son desplazados por el peso de las redes sociales, un espacio en el que vale todo.

Se nos está yendo Europa como proyecto común. Se nos ha olvidado cómo fue urgente crearla por el bien de todos nosotros. Creemos que siempre va a estar ahí, pero el Brexit nos ha hecho ver que lo imposible puede llegar en cualquier momento y que no es fácil volver atrás. El crecimiento de la tensión política hasta llegar a la violencia que vemos es una señal preocupante que algunos toman en serio mientras que otros la ignoran.

Mientras los ciudadanos nos dejemos llevar y no seamos nosotros los que exijamos un buen comportamiento a los políticos, favoreciendo las divisiones del espacio político y su feroz competencia, el sistema será poco eficaz y corremos el riesgo tanto de las apariciones de "lobos solitarios" como de violencia callejera de unos contra otros. Europa necesita de otros materiales para su supervivencia.

Ahora, ante unas elecciones europeas en pocos días, se extiende el temor a que se expanda la violencia, continuando lo ocurrido en Eslovaquia. Razones para temerlo no faltan. Más allá del miedo, hay que empezar a exigir otras formas de actuación, límites, para que Europa pueda seguir siendo una utopía que nos guíe hacia el futuro, con el sueño conjunto de hacerla realidad.


* "El intento de asesinato al primer ministro eslovaco tuvo motivaciones políticas y el autor actuó solo" RTVE.es / Agencias 16/05/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240516/primer-ministro-eslovaco-estable-estado-muy-grave-tras-intento-asesinato/16105641.shtml

jueves, 16 de mayo de 2024

"Si dice no", un desastre absoluto

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

¿Cómo es posible equivocarse tanto, ser tan brutos? Hay cosas que saltan a la vista inmediatamente, pero para eso hay que mirar... y pensar. Pero como dice el popular dicho "no me pagan por pensar". Lo que permanece invisible por la ceguera de los automatismos, de las inercias, de la falta de interés es cada vez más gordo. Puede que lo vea —¿cómo dejar de verlo?—, pero piense que no es asunto suyo,

Lo anterior viene a cuento por lo ocurrido en la ciudad de Almería, en la que se les ha colado inverosímilmente un mensaje en los carteles que se pegaron por la ciudad. En RTVE.es nos lo cuentan:

El Ayuntamiento de Almería ha ordenado este miércoles la retirada de un cartel incluido en una campaña sufragada con fondos del Pacto contra la Violencia de Género en el que se incluía un mensaje erróneo sobre las agresiones sexuales a menores al vincular implícitamente las violaciones a que el infante no dé su consentimiento.

En concreto, la cartelería a retirar contiene en su cabecera la imagen de un niño bajo el que reza el mensaje 'Si dice no, no es sexo es agresión' e informa, con datos del Ministerio del Interior de 2023, que "el 72,3% de las agresiones a menores se producen en el entorno familiar y escolar de la víctima".

Dicho cartel, del que se han dispuesto copias en céntricos espacios como la Rambla Federico García Lorca a la altura de dos centros educativos o en la Plaza Altamira, incluye los logotipos del Ayuntamiento de Almería, del Pacto de Estado contra la Violencia de Género y del Ministerio de Igualdad. 

Con ese eslogan, se daba a entender de forma implícita que si el niño da una respuesta afirmativa no es violencia sexual. "Fomentando la pederastia", "los niños no se tocan", "asco", "esclavistas pederastas", son algunas de las numerosas críticas que se pueden leer en las redes sociales.*


Puede que estuvieran pensando en dónde acabaría Mbappé la próxima temporada, qué pactos dejarían la elecciones catalanas, si deberíamos haber ido a Eurovisión con otro tema o cualquier cosa que nos quite el sueño..., no sé, en cualquier cosa trascendental para España. Sea por lo que fuera, lo cierto es que el cartel bárbaro pasó por delante de mucha gente... ¡y a todos les pareció "normal"! Es cierto que no todas las normalidades son iguales, pero en esta coincidieron. Solo alguien que iba probablemente aburrido, lo leyó y dio un salto. ¿Qué era aquella barbaridad?

Es cierto que hacemos muchas cosas sin pensar. Sea como sea, a alguien le pareció "normal" porque el cartel "se hizo", es decir, alguien tuvo la idea, lo diseño y se ofreció como posibilidad. Después las cosas ruedan en la ineptitud: el cartel se rechaza, dice, pero por algún motivo acaba impreso y colocado. Un error, dicen. ¿Uno?

Estamos en un mundo lleno de "fakes" y de desinformación. ¿No es bastante?

La barbaridad del cartel contra los abusos sexuales es tan enorme que la firmarían todos los desinformantes del planeta, convencidos de que les sería difícil conseguir un éxito de este calibre por sus propios medios. Nadie lo hubiera pensado... y, sin embargo, está ahí.

De todos los males posibles, es la desidia la que permite que ese cartel llegue a las marquesinas. La indiferencia, el no pensar, el no es mi problema, etc. son males modernos que quizá procedan del exceso de información, que nos hace insensibles, automatizados. La incapacidad de razonar ante lo que nos llega, la falta de crítica ante lo que vemos, la ausencia de atención que convierte un mundo de reclamos en un espacio boscoso... Muchas cosas, quizá una mezcla de todas ellas.

Como es normal y previsible, el cartel que da al pedófilo la posibilidad de tener relaciones con un menor si este no dice explícitamente "no" se debate a muerte en Almería. Donde había indiferencia, ahora se concitan las luchas políticas con los rasgados de vestiduras pertinentes. La perversión, sí, se ha hecho con dinero público, en espacio públicos, a la vista de todos y con los sellos oficiales del Estado y de la ciudad de Almería. ¡Todo un logro!

Como aprovechamos todo para pelearnos, algunos aprovechan que la campaña lleva el logo del Ministerio para endosarles la responsabilidad. Evidentemente, la financiación no se dio para eso. Creo que se deberían incluir cláusulas que exigieran que no saliera a la luz nada sin la revisión de aquellos cuyos logos figuran en las campañas financiadas.

¿Cómo se arregla esto? Evidentemente no encargando los trabajos sobre menores a alguien que no sabe qué debe decir. Los carteles institucionales no solo deben ser bonitos; tienen una función, lo que exige que quienes los hacen sepan de qué están hablando. Según parece, el "genio" que tuvo la idea y los otros "genios" por los que fue pasando no notaron nada. 

Ese eslogan no debería haber salido de la cabeza que salió y mucho menos plasmarse en un cartel. Que después pasara, aunque fuera como "posibilidad" y acabará hecho "realidad" en la calle, en las marquesinas de la ciudad nos muestra que no son los pederastas los únicos peligros sueltos por Almería.

Que alguien pueda pensar ese cartel, es indicativo de que muchos piensan cuando no deberían hacerlo, porque son un peligro, deben estar vigilados, pro sobre todo lejos de este tipo de campañas que están por encima de su nivel intelectual, por lo que se ha visto.

Nunca se insistirá bastante en la necesidad de "amueblar" las cabezas de los comunicadores en cualquiera de sus modalidades.  Que alguien no entienda la diferencia y tenga en sus manos una herramienta comunicativa es para echarse a temblar.

Al eslogan perverso se le añade una cita del Ministerio del Interior señalando dónde se producen las agresiones mayoritariamente, en el entorno familiar y en el escolar, con lo que acaban de arreglarlo.

Entre la ignorancia (no saber de qué están hablando, de los conceptos que manejan y su alcance) y la desidia (no importarles mucho lo que hacen o lo que tienen delante), el error cometido va mucho más allá de sí mismo.

Los genios creativos lo que han hecho es "reciclar" un eslogan contra las agresiones para adultos, donde debe quedar clara la aceptación. Han cogido la idea sin pensar que, en esto, un "pequeño detalle" puede ser un océano. ¿Se ha encargado la campaña a gente que es incapaz de ver las diferencias? ¿Se ha hecho sin contar con especialistas capaces de evitar tal despropósito? Hay muchos, seguro que encantados de asesorar.

Todos se han rasgado las vestiduras, del PSOE a Vox, ante esta inmensa y peligrosa metedura de pata en un tema tan sensible. Ahora tratan de aprovechar la "metedura de pata" para echar más leña. en diversos lugares Unos ven estupidez, otros maldad; todos quieren dimisiones. ¡Así es la política española!

 

* "El Ayuntamiento de Almería retira un polémico cartel contra las agresiones sexuales a menores por un mensaje erróneo" RTVE.es / Agencias 15/05/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240515/ayuntamiento-almeria-retira-polemico-cartel-agresiones-sexuales-menores-erroneo/16105122.shtml

miércoles, 15 de mayo de 2024

Problemas del futuro, ya en el presente

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Hace un par de meses pude ver una película japonesa, "Plan 75" (2022), la ópera prima de Chie Hayakawa, merecedora de diversos premios, pero sobre todo de la atención que apenas se le ha dado por ser una película incómoda quizá. La "incomodidad" del filme —como suele ocurrir— viene dado por la proximidad del tema, por más que nos muestra un mundo relativamente lejano.

Plan 75 parte de la realidad para proyectarla en un futuro tan próximo que casi puede tocarse con los dedos de la sensibilidad. Nos cuenta cómo, en un futuro próximo que apenas de diferencia del presente, Japón desarrolla un plan de asistencia al suicidio al llegar a los 75 años ante la imposibilidad de sostener la población mayor de esa edad. Japón se ha llenado de ancianos y apenas nacen niños (¿les suena?). El gobierno asegura la vida tranquila de los mayores si estos entran en un plan que incluye el suicidio a esa edad, los 75. Los ancianos viven en soledad y tiene asegurados 15 minutos diarios de conversación telefónica para tratar de aliviarles el día a día, hasta que llegue la muerte liberadora, que es para el estado una liberación económica.

Pero la realidad puede dejar a las fantasías cortas. Leemos en RTVE.es el siguiente titular "Japón, entrar en prisión para sobrevivir: 5.000 jubilados roban para ir a prisión y asegurarse comida, techo y atención médica", en un artículo firmado por Fátima Hernández Rodríguez, en el que leemos en su inicio:

En Japón cinco de cada diez hurtos cometidos en tiendas son perpetrados por ancianos, el doble que hace una década. La mayoría nunca había cometido un delito.

Acudir al robo de manera reiterada ha sido la solución que han encontrado estos ancianos japoneses a la precariedad en la que viven. Cometen pequeños robos en tiendas para conseguir ir a la cárcel y así asegurarse, al menos durante el tiempo que dura la condena, un techo, comida, atención medica... y no estar solos.

En Japón, por un hurto de un poco de kimchi (col fermentada) cuyo valor no llega a dos euros (algo más de 300 yenes) se puede condenar a una persona hasta con dos años de prisión, o cinco si se es reincidente.*

 

Ya nos permite acercarnos al problema que "Plan 75" planteaba, la creación de una sociedades envejecidas en las que los ancianos no tienen sitio. La frontera laboral pasa a ser en muchos casos la frontera de la vida digna o, incluso, simplemente de la vida. Esto se va agravar en este futuro que nos ha alcanzado. Y es que no salen las cuentas cuando es la codicia la que se ha erigido en fuerza dominante.

Las diferencias entre lo que nos muestra el filme "Plan 75" y lo que nos cuenta el artículo son muchas... pero no tantas. El problema, en cambio, es exactamente el mismo: ¿qué hacer con los ancianos?

Con los ancianos ocurre algo parecido a lo que sucede con los niños: olvidamos que lo hemos sido en el pasado e ignoramos que seremos ancianos en el futuro. Es un problema del lenguaje: palabras distintas, conceptos distintos ¿seres distintos?

Cuando pensamos en los "ancianos" es que no lo somos todavía y todo parece un problema de otros, un problema del futuro. Pero seremos todos parte del problema cuando nos toque.

Algunas culturas, como ocurre en China, tiene instituido en el ADN que los hijos tienen la obligación de cuidar a sus padres, algo que Confucio dejó claro. Pero las familias de ahora ya no son las de antes, que estaban muy localizadas. Ahora están dispersas por medio mundo, ya no residen en un "hogar familiar" que va pasando de unos a otros y los miembros pueden estar repartidos por varios continentes y pasar años sin verse.

La precariedad que se ha creado para los jóvenes tampoco les permite elegir mucho. Tienen que emigrar, vivir en las pequeñas casas que sus bajos sueldos les permiten o ambas cosas a la vez. En un titular de ayer, con información de RTVE.es y Agencias so nos dice que "El porcentaje de jóvenes con vivienda en propiedad se desploma 37 puntos desde 2011"**

Bajos sueldos, altos alquileres, empleos precarios, emigración... eso es lo que nuestra economía produce con resultados previsibles y peligrosos para el futuro. Para los ancianos hemos desarrollado la "Silver Economy" que es la forma de intentar sacarles los ahorros y bienes a los que hayan podido ahorrar algo en tiempos en los que esto era posible. Pero las crisis de las últimas décadas no han permitido hacerlo, solo a algunos ricos ser más ricos y hacer más pobres a los pobres, además de desmantelar el estado para que ese dinero ahorrado fluya hacia las empresas privadas, algo que va del ocio a las residencias pasando por la medicina y la prolongación de la vida.

Los ancianos que roban en Japón lo hacen acuciados por la necesidad y por la soledad, dos males que intentan paliar entrando en las cárceles. Dicen que ninguno de ellos lo había hecho con anterioridad. No, no son delincuentes. Son personas que han quedad fuera del sistema, tanto laboral, como familiar y social. Del laboral por la edad; del familiar porque apenas tienen hijos o están muy lejos y sin poder sostenerles; del social porque empiezan a ser considerados parias que solo son comprendidos por sus iguales, es decir, los que viven como ellos entre rejas.

No hace falta recurrir a la ciencia-ficción para imaginar este futuro crudo, insensible. La codicia hace que cada vez más solo se considere el lucro como el motor social. Son los efectos de la revolución neoliberal de los 80, del thatcherismo y el reaganismo, de un mundo en el que el único derecho es enriquecerse sin límites, sin necesidad de pensar en los efectos de las distorsiones sociales que se puedan producir.

La pandemia nos ha enseñado lo que hay detrás de las residencias de ancianos, lo que valen sus vidas mientras las pueden pagar. Cada vez automatizamos más y destruimos empleo... y a nadie le parece mal porque nadie se puede imponer entre el deseo de ganar y la posibilidad de hacerlo. Solo se mide la "eficiencia", que es el resultado de invertir lo menos posible con el máximo beneficio. Nadie se atreve a limitar el beneficio porque, gracias a la globalización, puede "deslocalizar" las empresas y crear un paro más alto. Las empresas, por su parte, procuran que lo que hacían dos lo haga uno, firman contratos día tras día para aprovechar las ventajas de contratar y despedir, despedir y contratar. Invierten en aquellas áreas que les permiten mayor control y menos empleo, como ocurre con las automatizaciones y la Inteligencia Artificial. Ya la máquina posibilitó en la revolución industrial al proletariado como mera prolongación de ellas. Ahora tenemos un empleo virtual y un paro real.

Se cierra el artículo así: 

Según el jurista Tatsuya Ota, "el problema de qué hacer con las personas mayores que han cometido delitos es ahora bastante grave, y la sociedad japonesa no los acepta". Por eso, explica, actualmente se están promoviendo medidas destinadas a crear un lugar para esos delincuentes de edad avanzada en Japón.* 

Convertirse en pequeño delincuente —dos años de cárcel por robar un poco de col, como se nos dice— es traspasar una barrera. Es necesario hacerlo para poder disfrutar de la comida en la cárcel y de la compañía de los demás presos. No roban mucho; lo suficiente para estas condenas que les caen cada vez que lo necesitan.

No, no hace falta la ciencia-ficción. En 1973 se estrenó el filme "Soylent Green. Cuando el destino nos alcance", dirigido por Richard Fleischer. Estaba ambientado en 2022, hace un par de años. El destino era descubrir que la población sobrante —que era mucha— se "reconvertía" en alimento para los demás. Así imaginaban entonces el mundo cincuenta años después, en nuestro tiempo. El destino sí nos ha alcanzado ya y lo que ocurre se parece cada vez más a lo que se nos muestra en las pantallas.

Mirarse en Japón es necesario. Tenemos que empezar a pensar en soluciones que no estén movidas por el lucro, que solo busquen el enriquecimiento con los problemas y no sus soluciones. Esto nos afectará a todos. De vez en cuando saltan las alarmas, se nos dan datos y avisos, pero estamos demasiado ocupados en divertirnos unos y en sobrevivir otros. 

* Fátima Hernández Rodríguez "Japón, entrar en prisión para sobrevivir: 5.000 jubilados roban para ir a prisión y asegurarse comida, techo y atención médica" RTVE.es 15/05/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240515/japon-entrar-prision-para-sobrevivir-5000-jubilados-roban-para-ir-a-prision-asegurarse-comida-techo-atencion-medica/2462957.shtml

** "El porcentaje de jóvenes con vivienda en propiedad se desploma 37 puntos desde 2011" RTVE.es / Agencias 14/05/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240514/jovenes-vivienda-propiedad-desploma-37-puntos-2011/16103568.shtml